Vicentillo Zambada entierra al Chapo antes de salir de la corte: “Es un traficante real que trabaja con drogas”

Por Maibort Petit
@maibortpetit

Si algo le quedó claro al jurado que emitirá el veredicto a favor o en contra de Joaquín Guzmán Loera, es que el acusado participó abiertamente en una amplia actividad criminal, que no se trata del mito que plantea la defensa ni una invención creada por los gobiernos de México y Estados Unidos para ocultar o beneficiar a los poderosos. Y es que uno de los personajes más cercanos al Chapo, Vicentillo Zambada Niebla, no escatimó esfuerzos para explicar con detalles que su compadre es un narcotraficante y uno de los líderes principales del Cartel de Sinaloa.

En la audiencia 24 del juicio, Zambada Niebla, quien es testigo cooperante del gobierno de los Estados Unidos, le dijo al abogado de la defensa, Eduardo Balarezo, que el Chapo no es su enemigo, y que él [Guzmán] sabía que iba a testificar en el juicio sobre las actividades que Vicentillo había tenido en el cartel liderado por su padre, Ismael el Mayo Zambada, y el acusado.

Por otra parte, Vicentillo afirmó desde el estrado que cuando se declaró culpable y acordó cooperar con el gobierno de Estados Unidos, el Chapo y su padre estaban libres. “No veo el futuro y no sabía que mi compadre Chapo iba a estar aquí”, admitió con una voz apesadumbrada que era captada con buenos ojos por el jurado que no le quitaba los ojos de encima al testigo.

Cuando la fiscal, Amanda Liskamm, le preguntó: “¿Sabe usted si el acusado es un narcotraficante real o un mito inventado que no trafica con drogas? ¿Un poderoso líder del cártel de Sinaloa o un mito que vive escondido en las montañas sin hacer nada?”, el testigo respondió que “es un traficante real que trabaja con drogas y un líder del cartel como mi papá”.

Durante el interrogatorio de la defensa, Balarezo le preguntó en repetidas oportunidades si se había comunicado con su padre durante el tiempo que estaba en prisión. Primeramente, dijo que cuando estuvo preso en México se había comunicado con el Mayo Zambada a través de sus abogados, uno de los cuales fue enviando a buscar cuando estaba en casa de su mamá y fue llevado por hombres de seguridad a un lugar en la sierra donde se encontró con su progenitor que quería saber sobre su caso legal.

Posteriormente, cuando estaba preso en Estados Unidos, Vicentillo habló con su padre en dos oportunidades por teléfono, llamadas que duraron entre 8 y 10 minutos. Balarezo quería resaltar que agentes del gobierno norteamericano habían supervisado las comunicaciones, pero que habían sido incapaces de ubicar al Mayo Zambada en las montañas de México y arrestarlo.

Vale destacar EE. UU. tiene al mencionado narcotraficante en la lista de los criminales más buscados y ofrece una recompensa de USD 5.000.000,00 por su captura. El defensor del Chapo quiso llamar la atención del jurado con el hecho de que haya sido la DEA la que supuestamente supervisó las comunicaciones de Vicentillo con su padre y que no había tenido la más mínima intención de ubicarlo y arrestarlo. El testigo explicó que habían sido sus abogados, entre ellos mencionó a Loya [Humberto Loya Castro],  que aparece en documentos oficiales de Estados Unidos como un hombre cercano a Guzmán Loera.

Vicentillo confirmó que las comunicaciones fueron monitoreadas por la agencia estadounidense de lucha contra las drogas (DEA, en sus siglas en inglés), y que la razón era para que su padre, prófugo de la justicia, se entregara a las autoridades estadounidense.

Resaltó que además de saludar a su padre, en una ocasión le preguntó si el envío en los buques petroleros de Petróleos de México (PEMEX) se había realizado con éxito.

Balarezo puso la estocada final cuando intentó confundir a Vicentillo con varias fotografías de miembros del cártel que estaban presos o muertos. El testigo respondió una a una las preguntas del insistente abogado que mostraba a su vez un gran afecto por su cliente, Guzmán Loera.  
Probablemente la intervención del Vicentillo haya sido la espada de Damocles del acusado, puesto que la cercanía del testigo con Guzmán permitía una descripción de los hechos coherente, y buscaba evidenciar que el acusado es cabeza de una organización criminal, ha usado armas para acometer dicha actividad, ha traficado con cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas a los Estados Unidos, ordenó secuestrar, torturar y asesinar a sus enemigos, tomó decisiones importante en la guerra de cárteles y pagó sobornos a funcionarios del gobierno para realizar sus negocios ilegales. 

Vicente Zambada testificó contra Guzmán en tres jornadas del juicio que se le sigue en la Corte del Distrito Este de Nueva York. Este lunes, cuando concluyó su testimonio, se despidió del acusado con un gesto cordial con la cabeza, al que el Chapo respondió de la misma manera. 

Otro testigo

En horas de la tarde subió al estrado otro testigo cooperante del gobierno que trabajó en el almacenamiento de cocaína y marihuana para el cártel de Sinaloa y que además se encargó de la compra de armas de alto calibre en Estados Unidos para enviarlas a México en 2007.  Edgar Iván Galván es ciudadanos estadounidense y fue sentenciado a 24 años de cárcel.

Durante el interrogatorio Galván aseguró que entre las armas que proveía al cártel había fusiles AK-50 fabricados especialmente para las fuerzas armadas estadounidenses, AK-47, granadas fragmentarias, pistolas y chalecos antibalas.

Galván continuará en la audiencia de este martes testificando. Posteriormente subirán al estrado agentes del FBI que participaron  en operaciones ligadas al Chapo Guzmán.







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