Testigo detalla sistema GBS usado para interceptar comunicaciones del Chapo Guzmán en beneficio del FBI

Por Maibort Petit
@maibortpetit


En el día 27 del juicio que se le sigue a Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo” en la corte federal del distrito este en Brooklyn, siguió rindiendo testimonio el ingeniero de sistemas colombiano, Christian Rodríguez, quien diseñó y construyó una red de comunicaciones encriptada para el cartel de Sinaloa. De terminar Rodríguez su declaración ante el tribunal, la fiscalía llamaría al estrado a Alex Cifuentes, hermano menor del narcotraficante colombiano Jorge Cifuentes, quien se mantuvo durante mucho tiempo junto al acusado en Sinaloa. Los colombianos pues toman protagonismo en esta nueva jornada del proceso judicial revelando datos clave para —a juicio del gobierno— comprobar los once delitos de que se le acusa.


En su declaración, Rodríguez suministró información minuciosa y detallada acerca de cómo fue el su proceso de colaboración con el FBI para localizar al Chapo Guzmán dotándolos de datos de GPS en tiempo real desde sus teléfonos. Explicó que configuró un sistema para grabar que permitía grabar de forma automática todas las llamadas telefónicas que se llevaban a cabo entre el acusado y sus colaboradores y allegados.

Igualmente dio a conocer con detalle la manera como Joaquín Guzmán Loera aspiraba a que el «equipo de interceptación» se dispusiera a escuchar a escondidas las llamadas y mensajes de texto enviados en Sinaloa. Precisó que el demandado dispuso el pago de USD 1 millón para comprar los dispositivos a un proveedor en los Países Bajos.

Dio a conocer el intento del Chapo de instalar spyware en «todos los cibercafés de Culiacán».

Rodríguez describió la actitud del acusado como paranoica y refirió que esta encomienda del Chapo Guzmán la intentó realizar pero no tuvo éxito en peligroso trabajo.

Dijo que en febrero de 2011, el FBI inició las aproximaciones con él y lo reclutó para que se constituyera en un informante, propuesta que aceptó de manera de «dar al gobierno acceso a todas las comunicaciones de Chapo».

Esto ocurrió en Bogotá, cuando agentes del FBI llamara se le acercaron y le advirtieron que conocían que trabajaba para el Chapo Guzmán por lo que se encontraba «en serios problemas».

Rodríguez dijo que aceptó cooperar con la oficina federal de investigaciones estadounidense y procedió a intervenir los servidores y modificar el sistema de comunicaciones cifradas de Joaquín Guzmán de manera que «todas las llamadas registradas durante el día se copiaran automáticamente» a un servidor que permitió al FBI conocer el contenido de las comunicaciones del Chapo. Rodríguez narró que él mismo escuchó personalmente las llamadas y las envió con la voz de acusado al FBI y le suministró al organismo los nombres de usuario y contraseñas de todas las cuentas FlexiSPY que Chapo había instalado en varios teléfonos.
Estando en estas labores, el cartel de Sinaloa descubrió el doble papel de Christian Rodríguez, por lo que procedió a huir a los Estados Unidos. En específico, el descubrimiento se hizo cuando en una oportunidad escuchó una llamada entre Dolly Cifuentes y su hermano Alex —colaboradores del Chapo— en la que alertaban de la cooperación de Rodríguez con el FBI. Fue así que los agentes federales procedieron a llevarlo a los EE. UU.

Tales circunstancias habrían afectado sobremanera al testigo, por lo que hubo de someterse a una «terapia electro-convulsiva» que lo ayudara a controlar la severa crisis nerviosa que padecía. Refirió que llegó a perder la memoria a corto plazo y que en la actualidad aún debe tomar medicamentos. Advirtió, eso sí, que esto no afectó su capacidad para recordar su trabajo para el Chapo Guzmán.

El testigo también dio a conocer que en el año 2012 fue instado por el FBI para que trasladara a México para monitorear en tiempo real la actividad telefónica de Joaquín Guzmán Loera y así obtener información clave que permitiera la captura del acusado. Contó que fue en esa oportunidad cuando el Chapo logró escapar durante la redada llevada a cabo por la policía en Los Cabos.

Las labores de Christian Rodríguez con el FBI igualmente contribuyeron a la captura del narcotraficante colombiano, Jorge Cifuentes, pues el testigo instaló un software remoto de localización GPS en su teléfono, un hecho lo que la haría elegible para cobrar la recompensa de USD 5 millones que se ofrecía por los aportes con esta captura.

Explicó que configuró un servidor similar al que le instaló al Chapo, para interceptar las conversaciones de los Cifuents, ideando una manera de instalar de forma remota un rastreador de localización GPS en el teléfono de Jorge Cifuentes que posteriormente permitió su captura.

A manera de anécdota, Rodríguez contó un episodio que tuvo lugar en las montañas de Sinaloa donde se produjo una encarnizada persecución del Chapo Guzmán por parte de militares de la nación azteca durante tres días. A bordo de helicópteros los efectivos castrenses persiguieron al acusado quien en ningún momento perdió el control y se mantuvo «siempre tranquilo».

Esto ocurrió, según narró, poco tiempo después de que había intentado intervenir los cibercafés y le tocó a acompañar a los narcotraficantes en la travesía de tres días por las montañas sinaloenses. Sólo después pudieron regresar a la ciudad.

Manifestó haberse sentido muy mal por todo esto y, entonces, puso distancia con la organización del Joaquín Guzmán, lo que logró mediante el entrenamiento de dos muchachos, a saber, Charly y El Gordo, quienes habrían de dirigir las comunicaciones del Chapo a diario.

Dijo que por su trabajo con el acusado solamente recibió como pago USD 500 mil.

Entretanto, la defensa de Joaquín Guzmán Loera, a cargo de Eduardo Balarezo a Cristhian Rodríguez giró en minimizarlo como profesional y tratar de hacerlo ver como un simple técnico que creó una red de “garabatos”, manera como calificó el sistema de comunicaciones diseñado por el testigo.

El abogado también apuntó a desmentir los señalamientos de Christian Rodríguez en torno a la actividad de espionaje que mantuvo, presuntamente, en contra de su esposa. Argumentó que el acusado es un hombre carente de formación, por lo que no podría haber estado leyendo informes sobre la actividad de spyware en los teléfonos de su esposa y amantes porque «no es un hombre educado» y «tiene una gran cantidad de dificultades para escribir».

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