Miami y Nueva York se afianzan como centros para el lavado de dinero

Por Maibort Petit
@maibortpetit 

La legitimación de capitales provenientes de actividades delictivas ha encontrado en estas ciudades estadounidenses un nicho para que las mafias y organizaciones criminales las prefieran para darle a su dinero sucio, visos de legalidad.

Ocupar los primeros lugares no siempre es bueno, sobre todo si, como en el caso de Miami y Nueva York, se ubican a la cabeza de las ciudades preferidas por las mafias y la industria criminal, para lavar el dinero proveniente de su actividad delictiva. 
En el caso de la ciudad ubicada al sur del estado de la Florida, los ranking la señalan como un destino preferente de los capitales mal habidos para legitimarlos través de operaciones en el sector inmobiliario y diversas actividades del sistema productivo de la zona.

El lavado o blanqueo de capitales comprende tres etapas, según explican los especialistas en la materia, a saber, la colocación, la estratificación y la integración al sistema financiero.

La colocación

Así tenemos que la referida primera etapa de colocación comprende el traslado o movilización del dinero desde su fuente base que es la actividad delictiva, al destino que servirá para la legitimación. Este movimiento se hace de manera camuflada, es decir mediante una operación aparentemente legal que lleva el dinero a instituciones financieras, establecimientos comerciales, casinos, casas de cambio o cualquier otro tipo de negocios.

Con la colocación, los criminales lo que buscan es deshacerse a la mayor brevedad del dinero en efectivo.

Para llevar a cabo esta actividad, sus protagonistas requieren del concurso y complicidad de las instituciones financieras o bancos, que les dé entrada al dinero sin activar los mecanismos de seguridad pertinentes que permitirían detectar la operación fraudulenta. El contrabando de divisas mediante instrumentos monetarios,  suele ser una de las formas predilectas de hacer colocaciones por parte de los agentes del crimen organizado.

Para la colocación, el intercambio de divisas también es una vía que sirve para cumplir con este cometido que es llevado a cabo en economías que transitan momentos de transición hacia la liberalización de los mercados.

Otra forma son los agentes de valores, quienes facilitan las operaciones de lavado mediante de grandes depósitos de dinero en efectivo que sirven para ocultar el origen de los fondos.
Y es que el dinero mal habido se oculta con suma facilidad entre grandes cantidades. Así mezclado el capital legítimo con el ilegítimo, puede burlar los controles y darle ingreso a instituciones financieras donde adquieren apariencia legal. Destinar el dinero ilegítimo a la constitución de empresas de maletín o de fachada es también una estrategia para colocar el dinero sucio.

Obviamente, la compra de activos nunca se descarta como vía para la legitimación de capitales, operaciones que con frecuencia se hacen con dinero en efectivo con el objetivo de hacer cambiar de apariencia al capital ilícito y darle una fachada con visos de legalidad y menos ostensible que el dinero contante y sonante.

La estratificación

La segunda etapa, la de estratificación, tiene como fin ocultar el dinero dentro de un entramado y complejo conjunto de operaciones segmentadas que generan confusión e impiden la visualización de la actividad irregular, haciendo más dificultoso su rastreo.

Una manera de hacer esto puede ser el cambio o transformación de instrumentos monetarios en varias sumas pequeñas. Aquí la operación consiste en tomar el dinero previamente colocado en el sistema financiero y transformarlo en cualquiera de los instrumentos monetarios de que dispone la banca como giros bancarios o postales.

Adquirir bienes materiales que luego son revendidos es también una forma de estratificación.

La integración

La tercera etapa del proceso de lavado de dinero es la integración, la cual persigue ofrecer una apariencia de legalidad y legitimidad a los fondos ilícitos a través de su reingreso en el sistema económico mediante la realización de operaciones, sean personales o comerciales, que se tienen como cotidianas en el mercado.

El dinero adquiere la apariencia de una ganancia normal de trabajo al ser reinsertado en la economía. Compra de bienes raíces, de objetos suntuosos o inversión en proyectos comerciales, entre otras actividades.

Aunque guarda similitud, no debe confundirse con la estratificación.

Durante esta etapa de integración el lavador de dinero tiene la oportunidad de obtener ganancias y hacer incrementar el capital proveniente del delito. 

Los métodos conocidos que suelen usarse para la integración son la venta de las propiedades, la constitución de empresas fachada, los préstamos falsos.

La banca extranjera es una vía muy utilizada para estas actividades y para ello la complicidad de los funcionarios de gobierno es vital.

Llevar a cabo importaciones justificadas mediante facturas falsas por parte de las empresas de importación y exportación que se alían con las mafias y logran integrar así las ganancias ilegales a la economía, es igualmente una vía para concretar la integración. 

El entramado

En los distintos mercados de Estados Unidos es posible palpar la tendencia especulativa imperante y que se dirige principalmente hacia las propiedades comerciales. 

Los grandes flujos de inversión que tienen lugar entre Estados Unidos y China es ejemplo de lo anterior.
Son operaciones perfectas para este tipo de actividad delictivas y que se llevan a cabo a través de empresas fachada, cuyos propietarios son muy difíciles de identificar, incluso para los investigadores del FBI.

Estados Unidos ha mantenido una política que prioriza y favorece la inversión extranjera en su territorio, siendo la compra de bienes raíces una de las principales maneras de que dicha inversión tenga lugar.

Pero del mismo modo en que el mercado inmobiliario es atractivo para los inversionistas legales, también lo es para los lavadores de dinero. Así, los bienes raíces son especialmente tentadores para los inversionistas sombríos. Además, este tipo de inversión contribuye al alza de los precios de las viviendas, por ejemplo, especialmente en aquellas ciudades con restricciones de oferta.

Para el economista inmobiliario, John Roussel, obligar a la divulgación de la identidad de los propietarios contribuiría enormemente a la reducción de los precios de los inmuebles.

En ciudades como Nueva York la renta media se ha incrementado en 20 por ciento en el último quinquenio, este problema se agudiza aún más y el déficit de vivienda empuja la inflación. 

Como dato curioso, por ejemplo, está el hecho de que las compra de bienes raíces por parte de extranjeros en lujosos barrios hace que se incremente el problema de la escasez de viviendas pero con el agravante de que los condominios que se muestran agotados, se encuentran vacíos, nadie vive en ellos. Se trata de inmuebles comprados como inversión y no para destinarlos para vivienda.

El problema se agrava cuando se comprueba que también la actividad terrorista busca destinar sus capitales al mercado de bienes raíces usando para ello empresas fachada. Algunas iniciativas legislativas, por tanto, están apuntando a tratar de regular esta situación obligando a las empresas compradoras a presentar información sobre la identidad de los beneficiarios de las operaciones al Departamento del Tesoro.

Sin embargo, los agentes de lavado de dinero y la corrupción pueden evadir todos estos mecanismos al hacer sus adquisiciones en dinero en efectivo.

Una alternativa para desestimular las inversiones en bienes raíces destinadas a legitimar capitales, pudiera ser la imposición de impuestos a las propiedades desocupadas.

Las compañías anónimas son, según lo ha denunciado el Grupo de Acción Financiera que agrupa a varios gobiernos en el combate del lavado de dinero, una figura que en Estados Unidos favorece esta actividad ilícita que también se ve incentivada por los fuertes derechos de privacidad que la ley otorga a las empresas en esa nación. 

La acción del estado debe dirigirse, por tanto, a mantener el prestigio de Estados Unidos como lugar idóneo para las inversiones y al mismo tiempo garantizar que dicha buena fama no se vea enturbiada por las facilidades que permiten que el dinero ilícito encuentre cabida para legitimarse. La transparencia, estiman los expertos, contribuirá a mantener el buen nombre de la nación estadounidense al mantener distantes a los capitales sombríos.