Los desafíos del Foro de Sao Paulo: Retomar del poder en Latinoamérica y combatir a la “derecha” y las políticas “colonialistas” de EE. UU.

Tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz es fundamental conocer bien a tu enemigo y aprender su estrategia. 
El Partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV) fue el encargado de elaborar el Documento base  que sirvió de punto de partida para las discusiones en el XXV Encuentro del Foro de São Paulo que tuvo lugar en Caracas en fecha reciente. 

Por Maibort Petit
@maibortpetit

En líneas generales, la cita en la capital venezolana apuntó sus esfuerzos y propuestas a lograr la retoma del poder en Latinoamérica y el Caribe, así como entablar una lucha frontal contra la política colonialista e imperialista de los Estados Unidos sustentada en la Doctrina Monroe.

Entre el 25 y 28 de julio del corriente año 2019 tuvo lugar en Caracas el, actividad que tuvo por lema  “Por la Paz, la Soberanía y la Prosperidad de los Pueblos: ¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria!”. Durante estos tres días los participantes llevaron a cabo reuniones de grupos de afrodescendientes, jóvenes, mujeres,  parlamentarios, pueblos originarios; de las secretarías regionales andino amazónica, cono sur y mesoamérica y el caribe.

Igualmente la memoria del encuentro da cuenta de reuniones con los “partidos políticos amigos de Asia, África y Oriente Medio, así como actividades temáticas relativas al debate sobre la economía mundial, intelectuales, artistas y movimientos sociales; un taller de comunicación.

La ocasión sirvió para realizar el II Diálogo con las plataformas, articulaciones y redes del movimiento social y popular; el Seminario sobre las experiencias y perspectivas de los gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe; y las plenarias del XXV Encuentro.

El documento base

Esta cita del Foro de Sao Paulo se llevó a cabo a partir de un documento base elaborado por el Partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV)[1] en el que se advertía acerca de la necesidad de asumir “grandes desafíos que reclaman una discusión profunda, nuevas acciones que den cuenta de los cambios en la correlación de fuerzas, tanto en los países en los que se lucha con ahínco para alcanzar el poder en el ámbito nacional, como en los que se han registrado severas derrotas, y aún más, en donde las fuerzas revolucionarias detentan el poder y resisten con brío la embestida imperialista”, subrayando que “Las modalidades de las luchas en desarrollo son distintas en cada caso, y han de estudiarse según sus particularidades, sin perder de vista, ni por un instante, el carácter continental de la confrontación histórica en curso”.
     En el documento se echa mano de viejos conceptos y categorías para denunciar la “amenaza de invadir militarmente a Venezuela”, la violación de la Carta de las Naciones Unidas, la política golpista de la derecha ante lo cual es preciso que el movimiento popular se reafirme en los principios de la democracia participativa para enfrentar “la canalla mediática que actúa como eje articulador de las fuerzas antidemocráticas y neofascistas”, pues “estamos frente a un modelo de guerra multifactorial, que requiere de respuestas innovadoras”.

     Alerta de que el gobierno de los Estados Unidos ha invocado la “Doctrina Monroe” para desconocer la soberanía de los Estados y el derecho a la autodeterminación y la resolución pacífica de los conflictos, subrayando que la política exterior de Washington se aparta del multilateralismo con la intención de “socavar, por tanto, a la economía mundial y a la seguridad de las naciones”.

   Se hace mención de las  experiencias de los “gobiernos progresistas” de Latinoamérica y el Caribe -aunque disímiles que supuestamente “han logrado reivindicar al ciudadano, distribuir el ingreso de manera progresiva, recuperar el rol del Estado en la conducción de la economía y el desarrollo de políticas públicas de alto impacto dirigidas a abatir la pobreza extrema” en oposición “al recetario neoliberal del Fondo Monetario Internacional, cuya política no sólo afecta la vida de las mayorías, sino que está demostrada su inviabilidad como generadora de consensos, y por el contrario, ensancha la brecha social entre el 1 % de los llamados ̔súper-ricos̓ y el resto de los seres humanos”.

   Consideran como una amenaza que en países de Europa y América Latina hayan tomado el poder “grupos de ultraderecha y pro fascistas, con una práctica autoritaria y antidemocrática en el manejo del Estado y de las fuerzas de seguridad, con políticas xenófobas, represivas y restrictivas del libre ejercicio de la prensa y de las organizaciones políticas”.

   Refieren que los cambios geopolíticos y de la economía mundial surgen de la reestructuración del sistema capitalista, apoyada en las nuevas tecnologías de la comunicación e información, en una modificación de la base material de la sociedad y de las formas de producción, distribución, intercambio y consumo en respuesta a la crisis de acumulación de los años 70 del siglo XX sustentada en las tesis neoliberales que estructuraron el “metarelato de la globalización”.

  Sostienen que las desigualdades sociales llegan a extremos inauditos pudiéndose afirmar que “estamos en el borde de los límites ecológicos del modelo”, requiriéndose la renovación profunda de la ciencia de la economía política “para que pueda dar cuenta de las nuevas transformaciones en desarrollo”.

   Aseguran que el mundo unipolar surgido luego de la “Guerra Fría” ya no existe, pues se han instituido nuevos polos de poder y las economías emergentes juegan un rol decisivo, tanto en la producción como en el comercio. Se ha experimentado un declive de la economía estadounidense y el relativo estancamiento de una parte de Europa, mientras China y Rusia avanzan en la economía y en el plano científico y tecnológico, horadando el imperialismo norteamericano.
    Indican que la economía mundial presenta actualmente algunas particularidades, como el hecho de que la economía estadounidense, que aunque sigue siendo la primera economía del mundo, apunte al declive en el largo plazo, con respecto a las economías emergentes.

    La caída de la producción estadounidense se evidencia en el hecho de que al finalizar el siglo XX, esta generaba el 31 por ciento del PIB mundial, mientras que en 2005 era del 27 por ciento y ya para 2017 era del 25 por ciento, es decir, su peso se ha reducido mientras que el de la de China se ha incrementado.

   Igualmente señalan que cada vez aumenta más la cantidad de países que dejan de utilizar parcialmente el dólar estadounidense como moneda de referencia para sus transacciones internacionales, lo cual es un asunto muy delicado para la economía de los Estados Unidos, como también lo es la magnitud de su deuda externa, particularmente la que ha contraído con China. Esto, sostienen, junto a las fuertes fluctuaciones de los precios del petróleo, son sin duda una amenaza a la hegemonía estadounidense.

  Del mismo modo refieren que existen nuevas tendencias en producción científica y técnica como el hecho de que en 2012, el 23.4 por ciento de los graduados en ciencias exactas e ingenierías a nivel mundial obtuvo su grado en China, mientras que el 23 por ciento lo hace en India, frente a apenas el 9.2 por ciento que lo hace en Estados Unidos y 11.5 por ciento en Europa.

  El documento agrega que los analistas estiman que la economía política se abre paso cuestionando la ideología neoliberal, al mismo tiempo que surgen nuevas formas de organización de la producción, la distribución, el intercambio y el consumo.

   Se indica que la política proteccionista de Donald Trump tiene sus límites y continuará su puja con los otros bloques de poder tratando de controlar mercados y las fuentes de materias primas, y por encima de todo, alcanzar el objetivo político de derrotar a las fuerzas progresistas y de izquierda.

   Sin embargo, advierten que aun cuando el gobierno de Estados Unidos puede ser derrotado, es posible que también puedan revertir todos los procesos de cambio y recomponer su hegemonía. “Estados Unidos tiende a ser desplazado como principal potencia mundial pero puede impedir su caída si logra sus propósitos en Asia y controla los mercados y recursos estratégicos de Suramérica. Por eso, el desenlace de la lucha política en esas regiones del mundo determinará el futuro de la humanidad para muchos años”.

   Refiere el documento que la guerra comercial entre China y Estados Unidos es expresión de la lucha por la hegemonía en el ámbito de la ciencia, la tecnología y en los mercados financieros, de bienes y servicios, entre otros hechos.

Crisis del sistema capitalista

   Aseguran que las “abismales desigualdades sociales” se ponen de manifiesto en todos los continentes.

Se trata de un debate que se origina en el momento histórico en el que surge de la realidad la ciencia de la Economía Política y que adquiere protagonismo en razón de la aplicación de las políticas neoliberales.
   Se refiere que la crisis orgánica del sistema capitalista se encuentra vinculada al hecho de las contradicciones entre el trabajo y el capital, “que su estructuración actual deviene en la agudización extrema de las desigualdades sociales, que los límites ecológicos son ostensibles e inciden en la producción y en la vida misma de los seres humanos, y, en la que se manifiesta entre los estados nacionales —propietarios de buena parte de las materias primas esenciales—, y las grandes corporaciones transnacionales”.

    Se remiten a un estudio llevado a cabo por Vincenc Navarro que plantea la tesis de que la alta rentabilidad del capital es producto de la caída abrupta de la renta del trabajo.

   Así, mientras las políticas públicas se encaminan a aumentar la tasa de explotación del mundo del trabajo por parte del mundo del capital bajo el argumento de que la eficiencia económica sustentada en el aumento de la competitividad a costa del sacrificio del trabajador mediante la bajada de salarios y disminución de su protección social.

  Entretanto, las rentas del capital se han ido disparando, una enorme acumulación y concentración de las rentas del capital obtenidas a costa de la súper explotación de las rentas del trabajo.

La doctrina Monroe

   En el documento se asegura que Latinoamérica y el Caribe son el escenario de una confrontación histórica.

  En este sentido advierten que la propiedad de los recursos naturales por parte de estados nacionales de la zona, a lo que se suma la importancia creciente de sus mercados, marca una contradicción con la política imperialista de controlar esos recursos y la implantación de gobiernos que sirvan a sus intereses.

     “La estrategia de la primera potencia mundial de cara al sur del continente es la ‘Doctrina Monroe’, línea que ha sido ratificada por la actual Administración. La posibilidad de construir un sistema de acuerdos entre las naciones latinoamericanas y los Estados Unidos para transitar las vías de la cooperación, solo será posible cuando las fuerzas socialistas y democráticas —que existen en el país del norte— se conviertan en mayoría política decisiva. Lo cierto es que la línea de Washington es liquidar la integración latinoamericana y caribeña, y para ello cuenta con la derecha pro-imperialista de cada uno de nuestros países”. 

    Según los exponentes, esta ofensiva es más dañina para “las fuerzas de izquierda donde ellas aún no se han planteado, no han sabido o no han podido identificar y resolver sus propios errores e insuficiencias, reconociendo además que no se ha logrado consolidar los caminos de integración y a su vez profundizar las estructuras necesarias para sustentar en el tiempo los cambios alcanzados”.

    Sostienen que la victoria de Nicolás Maduro Moros el 20 de mayo de 2018 y la de Andrés Manuel López Obrador en México revisten suma importancia e indican que si bien el nivel de la confrontación con la derecha pro-imperialista se ha profundizado, igualmente se pone de manifiesto que las fuerzas populares mantienen su capacidad política. Se plantea, entonces, la necesidad de la unificación de criterios políticos, de programas y de asumir los contenidos esenciales del “Consenso de Nuestra América”.

   Consideran que el retiro de la UNASUR de los que califican como gobiernos neoliberales de Suramérica para constituir PROSUR como mecanismo para liquidar los procesos de integración demuestra la sumisión de estos países a extremos que estiman vergonzosos, “toda vez que el único que se beneficia de la ausencia de la unión suramericana es el imperialismo”.

   “Estos gobiernos de la ultraderecha no pueden comprender que: el intercambio comercial de los productos elaborados entre los países del área puede significar un salto cualitativo en nuestras industrias; y que la realidad de los mercados internacionales indica a las claras que resulta más conveniente negociar en bloque que por separado; las políticas sociales tienen una mayor eficacia si se despliegan de manera unificada; y la ventaja comparativa de contar con enormes recursos naturales se potencia y se convierte en realidad en la medida que la actuación es conjunta. Solo gobiernos contrarios a los intereses de los pueblos pueden participar en un plan para destruir la integración, y es por ello que el movimiento popular tiene el deber de levantar la bandera de la unidad”.

   Subrayan que la integración regional latinoamericana y caribeña es estratégica en la lucha por la liberación de nuestros pueblos.

    Para el Foro de Sao Paulo, dicen, es fundamental establecer las razones de las derrotas electorales de las fuerzas progresistas que se han registrado hasta ahora.
    Plantea el documento que los países de la región deben continuar en la lucha anticolonial, por lo que es menester proseguir con la defensa incondicional de la independencia de Puerto Rico, Martinica, Santa Lucía y otras islas caribeñas, así como el derecho del pueblo argentino a las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

  “También de los derechos de los pueblos latinoamericanos y caribeños a su soberanía y de decidir libremente sus propios caminos, sin cualquier interferencia de EUA o de cualquier otra nación. La continuidad del colonialismo europeo sobre naciones caribeñas es una afrenta a nuestros ideales de unidad y soberanía, así como el fortalecimiento del dominio colonial de Estados Unidos sobre Puerto Rico, con la imposición de una Junta de Control Fiscal, política que se muestra un total fracaso”.

Agresión a Venezuela

    En uno de sus apartes, el documento base del encuentro del Foro de Sao Paulo hace referencia a la que califican como agresión directa del gobierno de los Estados Unidos y sus aliados contra Venezuela, lo cual constituye el centro de la confrontación política.

    En este sentido citan el “intento de invasión del 23 de febrero, bajo la excusa de introducir a la fuerza una supuesta ‘ayuda humanitaria’, y el ataque al sistema eléctrico fueron respondidos por el pueblo con altivez en todo el territorio nacional, hecho que pone de relieve una profunda conciencia patriótica, la misma que derrotó políticamente el llamado a sublevación que hizo el ‘autoproclamado’ dirigente de la oposición el 30 de abril pasado, cuando quedó claro para el mundo que ese sector de la oposición abandonó la ruta pacífica, electoral y constitucional, y transita los atajos del golpismo”.  

    Aseveran que el gobierno de EE. UU. violó los principios de la Carta de las Naciones Unidas con su amenaza de invasión militar a Venezuela, acentuando la aplicación de sanciones financieras dirigidas a asfixiar económicamente al país y con la política de injerencia en asuntos que únicamente son competencia de los venezolanos.

El “diálogo” en Noruega

    Por otra parte, las conversaciones entre el gobierno y la oposición venezolana en Noruega son referidas en el documento, como un proceso que cuenta con amplio respaldo “de los gobiernos progresistas del mundo, de los partidos democráticos y los movimientos sociales, y por encima de todo, del pueblo venezolano, que cada día más, afianza su cultura democrática y de paz”.

   Citan el apoyo manifiesto al diálogo político por parte de México, Uruguay, Cuba, Nicaragua, Bolivia y los países del Caricom, como mecanismo de resolución pacífica de las controversias, a las par de que exigen la no injerencia en los asuntos internos de Venezuela. Este es también el pronunciamiento —dicen, de China y Rusia, así como de naciones de Asia y África.

   También destacan como de alto nivel la iniciativa uruguaya, la cual convoca a la Unión Europea, Caricom y otros actores de peso regional y mundial a reunirse en el Mecanismo de Montevideo, en momentos en que era impulsado por algunos países europeos “el reconocimiento ‘al dirigente opositor que se autoproclamó presidente interino’, promoviendo además sanciones al Gobierno de Venezuela”.

   Para los países del Foro de Sao Paulo, estas acciones generaron las condiciones para impulsar una iniciativa de diálogo por la paz y contra la injerencia y la intervención militar.

La cuarta transformación de México

   En el documento base del encuentro, se indica que la victoria de Andrés Manuel López Obrador en México constituye la “Cuarta Transformación” de la nación azteca.

    Esta denominación busca equiparar la victoria de López Obrador al proceso de la independencia, a la Reforma liderada por Benito Juárez y la Revolución Mexicana de principios del siglo XX e indica que “la política de recuperación de la economía será uno de los grandes retos del nuevo gobierno, la puesta en marcha de complejos planes de desarrollo productivo y el apoyo a los emprendedores en cada una de las regiones de ese inmenso país”.

   Agregan que en materia internacional la administración de  Andrés Manuel López Obrador retoma la tradicional política exterior de México sustentada en el principio de la no injerencia en los asuntos internos de los demás países. “Ante la situación de Venezuela, además de ofrecer junto a Uruguay un mecanismo de diálogo y negociación, su Presidente mantiene la máxima que expresó en su tiempo el prócer Benito Juárez: ‘Entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz’”.

Nueva Constitución cubana

   Seguidamente, el documento base se remite a Cuba, donde se “debatió” y “aprobó” una nueva Constitución que es “expresión de la democracia socialista, que avala en términos jurídicos y conceptuales las transformaciones previamente recogidas en los documentos programáticos acerca del Modelo Económico y Social de Desarrollo Socialista, adoptados en el VI y en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba”.

    Según indican, esta “Carta Magna garantiza, en las circunstancias actuales, los pilares fundamentales de la nación: la unidad de todos los cubanos, la justicia social y la independencia y soberanía de la Patria”.

    Acusan al imperialismo de intentar impedir que la revolución cubana avance hacia la construcción de ese modelo de sociedad para lo cual recurre al recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero.

    Recuerdan que si bien Barack Obama reconoció la inefectividad de la política de hostilidad y de bloqueo, con el propósito de inducir un cambio de sistema socio-económico que permitiera la recolonización de Cuba, la estrategia era la seducción y la implementación de un plan dirigido a determinados sectores de la sociedad cubana.

Para Cuba esto era un reconocimiento de la derrota por parte de EE. UU.

“La Revolución asumía el reto de enfrentar al imperialismo en el terreno de las relaciones públicas y el combate ideológico”. 

   El restablecimiento de las relaciones diplomáticas no las llevó a alcanzar la normalidad, pues el bloqueo y la intención desestabilizadora se mantuvieron.

   Con la llegada al poder de Donald Trump no se produjo un cambio en los “fines de la política imperial” y, por el contrario, la hostilidad alcanzó su punto más álgido, aseguran.

   “Los imperialistas querían monitorear la transición generacional que vive la Revolución, y crear un frente interno. Fracasaron en ambos propósitos. Ahora incrementan el cerco a la economía cubana y criminalizan sus logros políticos. Pretenden que la Revolución renuncie al internacionalismo, en especial a los lazos de hermandad con el pueblo y el gobierno venezolanos, y a la solidaridad interna”.

    De acuerdo al documento, la respuesta a esta situación fue la aprobación de la nueva constitución que ratifica el carácter socialista de la revolución y el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba.
Libertad para Lula

   En uno de los apartes del documento se hace mención a la situación brasileña, en específico, del expresidente, Luiz Inácio Lula Da Silva, líder del Partido de los Trabajadores quien está preso, según sostienen en el Foro de Sao Paulo, “no porque haya cometido delito alguno, sino porque era la única posibilidad que tenía la ultraderecha que hoy gobierna al Brasil de obtener un triunfo en los comicios de octubre pasado”.

  Aseguran que Lula Da Silva hubiera sido el ganador en las elecciones presidenciales.

  Agregan que de acuerdo a The Intercept Brasil el juez Sergio Moro, responsable por la condenatoria, y los fiscales federales encargados de las investigaciones y acusaciones, supuestamente actuaron parcial y políticamente para orquestar un golpe de estado contra la democracia brasilera que se inició con el proceso contra la presidenta Dilma Rousseff.

    Refieren que actualmente ha declinado la popularidad del actual presidente Bolsonaro dado que para parte de la población ha quedado clara la “oferta engañosa” que se levantó alrededor de su candidatura.

    El documento sostiene que Brasil vive un retroceso en lo que se refiere a sus conquistas sociales y democráticas. “El Partido de los Trabajadores y todo el campo popular brasilero tienen un inmenso reto por delante, como es la conformación de un amplísimo movimiento político y social, mediante el cual se recupere la democracia y la posición integracionista y soberanista que desarrollaron los gobiernos de los compañeros Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff”.

En Nicaragua

   Luego pasan a citar el caso de Nicaragua y, al respecto, manifiesta el documento que “el pueblo nicaragüense derrotó al Golpe de Estado que se puso en marcha” en 2018.

   Catalogan las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega como “acciones vandálicas” y agregan que “el cerco diplomático y político del imperialismo hizo que la derecha neoliberal incursionara en el intento de socavar las bases de la Revolución Sandinista y liquidar a la institucionalidad democrática”.

    Advierten que las maniobras del imperialismo no cesan en contra del gobierno sandinista, siendo continuas por parte de Estados Unidos “que no alcanza a entender que la Doctrina Monroe no tiene vigencia histórica”.

El Salvador

   Mencionan el caso salvadoreño en donde el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, sufrió un duro revés luego de diez años al frente del gobierno.

   Consideran como un reto el debate sobre los alcances y los límites de su acción de gobierno y establecer la ruta a seguir en nuevas condiciones para reconquistar el poder.

Uruguay

   Sobre Uruguay, se dice que desde 1º de marzo de 2005 el Frente Amplio se encuentra al frente del gobierno en los cuales el país ha experimentado un crecimiento económico ininterrumpido, acompañado de una fuerte distribución social de la riqueza.

“Esto significo que Uruguay logró alcanzar el mayor PBI per cápita de Latinoamérica con la mejor distribución de la riqueza como lo marcó la CEPAL”.

   En tal sentido refieren el descenso pronunciado de la pobreza, duplicación del gasto en salud, garantía  en derechos sexuales y reproductivos, aumento del gasto educativo, incremento de los salarios docentes.

   Para el Foro de Sao Paulo era fundamental que en las elecciones de octubre el Frente Amplio conquistara por cuarta vez el gobierno uruguayo.
Bolivia

  Califican el gobierno boliviano de Evo Morales como un movimiento social de raíz indígena-campesina en alianza con la clase obrera.

   Precisan que Morales debía enfrentar en las elecciones de octubre a la ofensiva de la derecha, “con un balance ampliamente positivo para toda la nación, siete años de crecimiento económico, la ampliación de la capacidad productiva de Bolivia y el abatimiento progresivo de la pobreza extrema y de la pobreza en general”.

Argentina

    Los comicios presidenciales argentinos fueron el siguiente punto a tratar en el documento base del encuentro de Sao Paulo en Caracas constituyéndose, de acuerdo a su punto de vista, en un enorme desafío para el movimiento popular que desde las calles ha luchado contra la política neoliberal de Mauricio Macri.

Colombia

   Sobre la nación neogranadina, el documento base del foro de Sao Paulo se remite al proceso de negociación política entre el gobierno de Colombia y las FARC, el cual desembocó en los Acuerdos de La Habana que han sido paralizados por la administración de Iván Duque.

   Estiman como un retroceso, sobre todo en materia de la Justicia Especial de Paz, las órdenes de captura y detención contra algunos de los dirigentes del ahora partido político legal Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.

  Denuncian que el gobierno de Duque mantiene una completa adhesión a la política exterior estadounidense manifiesta, según su forma de interpretar los hechos, en la posible la incorporación de Colombia a la OTAN, “decisión que significaría una verdadera amenaza a la paz de la región”.

   Sostiene el documento que la política colombiana se involucrado directamente “en el plan estadounidense de agresión directa a Venezuela, como el que se registró el 23 de febrero, cuando se trató introducir, por la fuerza, una supuesta ayuda humanitaria a la Patria de Simón Bolívar, desde territorio colombiano”.

  Aseguran que las fuerzas populares colombianas se encuentran movilizadas en contra de la política económica del gobierno de Iván Duque, el cual supuestamente acentúa la represión contra las comunidades indígenas y campesinas, así como “los asesinatos contra líderes sociales es una realidad dramática de Colombia”

  Agregan que “El Gobierno de Duque se atrinchera en sus posiciones ultraderechistas, la popularidad del mandatario desciende, sobre todo por la reacción de la opinión pública colombiana en contra de la posibilidad de involucrarse en una guerra con Venezuela. Retomar el camino de la cooperación, del intercambio comercial, de las relaciones diplomáticas respetuosas y de una política común en la zona fronteriza, así como también, la no injerencia en los asuntos internos de Venezuela, es la decisión racional que debe adoptar el Estado colombiano”. 

Las propuestas

  El documento base para el encuentro del Foro de Sao Paulo elaborado por el PSUV, formuló una serie de proposiciones que, a saber son:

1) Desarrollar actividades en diversos ámbitos que contribuyan a preservar la paz en la región lo cual pasa, de acuerdo a su visión, por denunciar y condenar las reiteradas amenazas de invasión militar a Venezuela, “la injerencia del gobierno de los Estados Unidos y el llamado ‘Grupo de Lima’”. Se deben desplegar iniciativas parlamentarias, mediáticas y de movilización de respaldo al proceso de Diálogo Político iniciado en Noruega.

2) Acelerar y ampliar desde el Foro de Sao Paulo las jornadas “Lula libre” en todo el continente con miras a la “recomposición democrática de Brasil”.

3) La integración latinoamericana y caribeña es, según el Foro de Sao Paulo, fundamental para las “fuerzas progresistas” en el sentido de aportar soluciones viables a la situación económica, sobre la base de “la cooperación y la solidaridad, tanto en el plano de las transacciones financieras y comerciales, como las que se concentran en las políticas sociales incluyentes, es por ello de capital importancia la defensa de instituciones como la Unasur, que hoy pretende ser liquidadas por los gobiernos neoliberales”.

4) “El tema de las migraciones en el continente es un asunto de primer orden, pero es menester analizar a fondo sus causas y delinear políticas específicas a desplegar desde los movimientos sociales y desde los partidos revolucionarios, y de una manera especial, en el campo de la cooperación intergubernamental, en la medida en que ello sea posible. Ahora bien, lo cierto es que este problema no se puede abordar desde la perspectiva del gobierno estadounidense, cuya principal oferta electoral es la construcción de un muro en su frontera sur, muy por el contrario, lo que está planteado es la cooperación entre las naciones, la solidaridad y el respeto a los derechos humanos de los ciudadanos migrantes como principio”.

5) El tema de la corrupción es abordado en el documento y se propone la lucha contra este flagelo. Sin embargo, ignoran las múltiples denuncias formuladas contra lo que ellos denominan “gobiernos progresistas” y aseguran que el combate a la corrupción “es y ha sido uno de los puntos centrales de la lucha de la izquierda en el continente, en las actuales circunstancias de la lucha política, es imprescindible que denunciemos la ‘farsa’ que pretende instalar la derecha en la opinión pública, y pasar a la ofensiva en este terreno”.

6) Plantean como imprescindible luchar contra el bloqueo económico a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Sostienen que “esta política imperialista provoca una alta tensión en todos los países, su derivación inmediata es la asfixia económica y sus consecuencias sociales son catastróficas”

7) Desarrollar de manera conjunta con las organizaciones hermanas de Europa, una jornada de lucha contra la especulación financiera, los llamados “paraísos fiscales, y los tratados de libre comercio que atenten contra el desarrollo nacional y el trabajo, y alertar en el cuidado del medio ambiente, es ésta una tarea en la que pueden participar movimientos de todos los continentes.

8) “Levantar un amplio movimiento de opinión continental por el cumplimiento de los Acuerdos de Paz de La Habana entre el Gobierno de Colombia y las FARC, además de denunciar los asesinatos de líderes sociales y la represión contra el pueblo colombiano, es hoy una tarea prioritaria del FSP. También defender el respeto a la libertad política y la validad del mandato de la compañera Ángela María Robledo, excandidata a vicepresidenta de Gustavo Petro, por Colombia Humana, cuya elección fue declarada nula en un claro juicio persecutorio contra las fuerzas de izquierda y progresistas en Colombia”.

9) Instan a defender la  Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) catalogado por el Foro de Sao Paulo como “uno de los instrumentos de la integración formado por grandes líderes continentales como Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega”.

10) Procurar la confluencia de movimientos sociales de todos los continentes, junto a los partidos progresista para así instituir un plan mínimo común.

11)  “Redoblar los esfuerzos en la lucha contra el colonialismo en toda la región y en particular, en el caso de Puerto Rico, nación que forma parte de América Latina y el Caribe, que libra una batalla histórica por su autodeterminación e independencia”.

12) Trabajar desde cada país y organizaciones en pos de “la unidad y amplitud de la izquierda, el progresismo, el movimiento popular en América Latina y el Caribe, para detener el avance de la derecha y defender las causas justas de nuestros pueblos”.
[1]Foro de Sao Paulo. “Documento Base del XXV Encuentro del Foro de São Paulo – Caracas, Venezuela”. 26 de agosto de 2019.https://forodesaopaulo.org/wp-content/uploads/2019/08/Doc-Base-Versio%CC%81n-DEF.pdf