Jesús Miguel Casado, un símbolo de la juventud venezolana que amamos

Por Maibort Petit

Conocí a Jesús Miguel Casado en Nueva York, una de esas tardes de verano cuando el sol y el calor te queman hasta el pensamiento. De fácil conversación, este joven caraqueño nos conquistó con una historia de alegrías y sinsabores vividos como inmigrante en los Estados Unidos. A los pocos minutos de nuestra charla, entendí que el chamo era una persona extraordinaria, de esas que nos conectan con la Venezuela que amamos y que anda regada -en los actuales momentos- por varios países del globo terráqueo.

Jesús Miguel Casado nació el 12 de marzo de 1990. A los 17 años fue con su familia a Phoenix, Arizona y decidió quedarse a tomar unas clases de inglés. Con el tiempo, logró superar las barreras y se montó en la ola del éxito, consiguiendo estudiar y graduarse en la Arizona State University. Allí cursó estudios en el área de Ciencias Políticas. En la mitad de sus estudios, Jesús sufrió un revés que asumió con un admirable coraje y valentía. Jamás voy a olvidar aquel día en que no me sentía bien, pensé que era un catarro– nos confesó- pero la realidad fue que me diagnosticaron leucemia, y fue entonces cuando todo cambió. Una enfermedad inesperada hizo que se pospusieran algunos planes.

Jesús Miguel Casado asumió su realidad y con una actitud positiva enfrentó el tratamiento, las quimioterapias, la pérdida del cabello, de la energía. De ese percance nació otro Jesús, más fuerte, más maduro y mucho más seguro que aquel que había llegado al hospital de Phoenix buscando alivio para una gripe.

Una vez pasado el episodio del cáncer, su deseos y ambiciones lo trajeron a Nueva York donde dio inicio a su postgrado en la Universidad de Nueva York, conocida como NYU. Sorprende ver el discurso de este joven, es un ganador. Un hombre de éxito, un echao p’alante como decimos en Venezuela.

Jesús Miguel Casado se había planteado un mapa de ruta, una meta y la estaba logrando a pesar de los obstáculos. Recibió una beca por sus rendimiento académico y continuó trabajando duro para lograr convertir realidad sus sueños.

Jesús Miguel Casado también se dedicó a luchar por la recuperación de la libertad de Venezuela. Fundó una organización pro democracia y juntó a un grupo de extraordinarios jóvenes -que sienten a Venezuela en sus venas-  trabajan día a día denunciando los atropellos del régimen chavista en diferentes escenarios. Su liderazgo, inteligencia y honestidad simbolizan la juventud de esa Venezuela que amamos y que hoy se encuentra repartida por todos los puntos cardinales del planeta, una juventud que no se conforma con dejar las cosas así, sino que se prepara para recuperar el país perdido y  sueña con convertirlo en una nación de progreso, donde entremos todos.

Jesús Miguel Casado está nuevamente bajo los cuidados médicos en uno de los mejores hospitales de la ciudad de Nueva York. El cáncer que se creía olvidado regresó y hoy ocupa la agenda de combate de este joven valiente. Es admirable su actitud de ganador, su fortaleza y sus ganas de seguir adelante sin importar las sombras que salen en el camino.

Tal vez él no lo sepa pero su talante, su actitud y su arrolladora personalidad  nos ha inspirado a todos los que hemos tenido la suerte de conocerlo. Estamos seguros que superará esta nuevo escollo. Detrás de esas paredes que lo separan de su salón de clase, de sus libros, de su grupo político, está un ejército de almas que lo acompañan en su batalla hasta la victoria.