FifaGate: Ex directivo colombiano admite cobro de sobornos y hace revelaciones sobre el corrupto manejo del fútbol mundial

Por Maibort Petit
@maibortpetit
El estrado de la Corte Este de Nueva York se ha convertido en un lugar en el que se dan a conocer grandes sorpresas. El último en sacarlas a la luz pública fue el colombiano, Luis Bedoya, quien confesó haber cobrado coimas durante nueve años de parte de las empresas acusadas en el juicio. Contó el santo y seña del “grupo de los seis”, conjunto de dirigentes de países que hicieron todo tipo de manejos para tomar el control de la Copa América.

Durante los días en que los testigos han rendido testimonio en el caso que se ha dado llamar el “FifaGate” y que tiene lugar en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, también conocida como la Corte de Brooklyn, se han hecho importantes revelaciones sobre el manejo corrupto imperante en los organismos regentes del futbol mundial.

La saga comenzó con las confesiones de quien se convirtió en el testigo estrella, el CEO de la empresa Torneos y Competencia, TyC, Alejandro Burzaco, quien hizo importantes revelaciones que dejaron al descubierto el entramado de irregularidades reinante en la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA, por las siglas en francés de Fédération Internationale de Football Association​), la Concacaf y la Conmebol. En este proceso en que como acusados figuran José María Marín (Brasil), Manuel Burga (Perú) y el ex-vicepresidente de la FIFA, Juan Ángel Napout (Paraguay), se han conocido los mecanismos por medio de los cuales estos jerarcas del balompié y otros que han optado por declararse culpables o están en fase de investigación, cobraron jugosos sobornos a las empresas interesadas en obtener contratos millonarios para la transmisión televisiva de los eventos, torneos y competencias bajo tutela de estas instituciones que dejaron, al parecer el fomento del deporte del lado, para dedicarse a actividades de tipo comercial nada ajustadas a la legalidad.

Entre los últimos en ocupar el estrado de la Corte de Brooklyn estuvo el expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Luis Bedoya, quien admitió haber recibido sobornos entre los años 2007 y 2015 por parte de las empresas acusadas.

Del mismo modo, dijo que en el año 2008 se conformó el “grupo de los seis”, el cual integraban dirigentes de seis países que tenía el propósito de tomar el control de la Copa América, una acción que llevarían a cabo en connivencia con Mariano Jinkis, uno de los dueños de Full Play.

La estrategia consistía en sacar de la jugada a la empresa brasileña Traffic que controlaba los derechos de la Copa América.

Bedoya dijo que Jinkis le informó que cada presidente de confederación recibiría un millón de dólares que serían cancelados en dos cuotas de 500 mil dólares. “Era la primera vez que iba a ver un millón de dólares juntos”.

Los abogados defensores del exdirigente de futbol colombiano a cambio de testificar devolver el dinero, Luis Bedoya no pagaría cárcel.

También dijo ante la jueza y el jurado que los organizadores de la candidatura de Qatar para el mundial 2022 ofrecieron pagar entre 10 y 15 millones de dólares a él, al representante de la federación ecuatoriana, Luis Chiriboga, y a otro dirigente del que no se supo el nombre, a cambio de su apoyo. A este acuerdo habrían llegado en Madrid en 2010, en momentos en que se celebraba la final de la Liga de Campeones.

Indicó que fue Mariano Jinkis quien los puso en contacto con el enviado del comité organizador de Qatar.

Agregó que después del encuentro con el catarí, Jinkis le dijo que podía pedir entre 10 y 15 millones de dólares por los votos de los presidentes de seis federaciones: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay y Venezuela. Aclaró que la oferta no se concretó y él apoyó a Estados Unidos que igualmente quería organizar el mundial de 2022.

Por otra parte, Bedoya informó que un ejecutivo de multinacional de implementos deportivos le ofreció dinero para convertirse en patrocinador oficial de la Selección Colombia. Esto tampoco se concretó y se escogió a Adidas sin que mediara soborno alguno.
Luis Bedoya dijo que por los derechos de la Copa Libertadores, los presidentes de las seis federaciones recibieron 400 mil dólares al año de Alejandro Burzaco.

Informó que los sobornos los recibía a través de una empresa de maletín en Uruguay, de una cuenta en un banco en Miami y luego en una cuenta en Suiza. En una ocasión pidió el dinero en efectivo y Jinkis le entregó 96 mil dólares en un hotel en Buenos Aires.

Beboya comentó que durante 36 años Julio Humberto Grondona manejó férreamente las finanzas del fútbol argentino, al tiempo que impuso su estilo personalista a la FIFA, donde ejerció como vicepresidente. El colombiano refirió que más que respeto lo que había en torno a la figura del argentino era miedo.

Cuando la abogada de Juan Ángel Napout, Silvia Piñera, le preguntó:

— ¿Todo el mundo quería ser amado por Grondona?
La respuesta de Bedoya no pudo ser más contundente:
— Al menos no tenerlo de enemigo.

Y es que de acuerdo a lo narrado por Luis Bedoya, Grondona hizo lo que quiso en la Conmebol. Era imposible cambiar algo sin su consentimiento. Como ejemplo refirió que cuando en 2007 quisieron cambiar el calendario de los partidos eliminatorios para el Mundial, para lo cual ya contaban con la mayoría de los votos, el presidente de la federación de Bolivia se paró para ir al baño y luego lo siguió Eduardo Deluca, quien era secretario general de la Conmebol, “cuando regresaron del baño ya no éramos mayoría, se terminó el calendario”.

Salpicaduras por todos lados

En el proceso han salido salpicados gigantes de la televisión que hasta ahora eran intocables, así como figuras del deporte tenidas por ídolos que no han quedado muy bien parados con las revelaciones hechas por Burzaco. Por ejemplo, ya al final de sus maratónicas declaraciones, el expresidente de TyC dijo que esa empresa hizo “pagos extras” a Boca Juniors por su participación en la los juegos de la Copa Libertadores de América aunque, al parecer, no habría sido el único, sino que “otros” también resultaron beneficiados. “Hubo algunos clubes que recibieron una tarifa adicional de aparición porque estaban entre los equipos más relevantes para esas competiciones”, manifestó. De cualquier manera, serán las autoridades judiciales las que tengan la última palabra respecto a estos pagos, pues por lo pronto no ha habido señalamientos concretos sobre la ilegalidad de los mismos.

El testimonio de Burzaco, además de revelador ha resultado dramático, toda vez que en dos ocasiones terminó ahogado en llanto, una de ellas por una supuesta amenaza de muerte proferida gestualmente por Manuel Burga, quien pasándose la mano por el cuello le habría advertido al empresario que sería degollado.

Igualmente advirtió que si bien él acordaba las coimas con los directivos de los organismos del futbol, de las transferencias, manejo de cuentas y mecanismos financieros y legales, eufemísticamente llamados por él como “vehículos”, se encargaba Eladio Rodríguez, quien era su  mano derecha en Torneos y Competencias que él presidía.

Burzaco refirió también que algunos pagos estuvieron bajo la responsabilidad de Hugo y Mariano Jinkis, de Full Play, declaración que acompañó de una advertencia: “Yo confiaba mucho más en Hugo Jinkis que en Mariano Jinkis, que era más mentiroso”. Como comentario al margen, dijo que Julio Humberto Grondona, difunto expresidente de la Asociación del Fútbol Argentino, AFA, y una de las figuras más influyentes y con poder de decisión, tampoco confiaba en ellos.

Bruce Udolf, abogado defensor del peruano Manuel Burga, se anotó un punto durante el interrogatorio a Burzaco cuando a la pregunta de si el testigo había pagado directamente a su defendido, bien en efectivo o a través de cheques, la respuesta fue negativa.

Burzaco, quien se declaró culpable de tres delitos federales en Estados Unidos y ahora colabora con la justicia, dijo que en dos ocasiones se reunió para cenar con Burga en 2011, en el hotel Hilton y en Puerto Madero y aprovechó para acotar que bebía mucho vino “y cada vez que tomaba demasiado vino, hablaba como no hablaba en circunstancias normales en las que era más cuidadoso. Y él me mostró gratitud y, como, vamos, estamos muy contentos con esto, tiene que continuar para siempre”.

Por otra parte, esta vez en referencia a Juan Ángel Napout, dijo que este —dada la cercanía de Burzaco con Grondona— durante el mundial en Brasil le pidió que intercediera por él ante el influyente directivo argentino para garantizarle la presidencia de la Conmebol.
La ocasión en el estrado sirvió para que Burzaco manifestara su fanatismo por el equipo argentino River Plate, al que no dudó en calificar como “el mejor club del mundo” al tiempo en que catalogó al futbol como “un negocio integral con tres patas, que son la política, la económica, y el deporte en sí mismo, la competencia. Y para ser un buen hombre de negocios, uno debe cultivar relaciones en las tres áreas del negocio, en las tres patas del deporte”.

En este caso la justicia de los Estados Unidos venía investigando desde 2011 hasta que reventó cual bombazo el 27 de mayo de 2015, cuando la exfiscal general, Loretta Lynch, coordinó con la autoridades de Suiza el arresto de siete altos dirigentes de la FIFA en el Hotel Baur Au Lac de Zúrich, que luego fueron extraditados a territorio estadounidense para ser procesados judicialmente. En esa ocasión se celebraban en la ciudad suiza el 65° Congreso de la FIFA y lejos de recordarse por las decisiones que en él se tomasen respecto al deporte rey, pasó a ser célebre cuando se conoció que la alta plana directiva de estos organismos había cobrado más de 150 millones de dólares en sobornos a cambio de la aprobación de contratos para la transmisión televisiva de los eventos deportivos por ellos regentados.

Todas estas actividades fraudulentas habían logrado mantenerse en secreto gracias a la vigencia de la Ley 1070 que revestía de inmunidad a la Conmebol. Se trataba de un instrumento legislativo vigente desde 1997 que frenaba a jueces y policías de ingresar a revisar la sede de la Confederación. Fue gracias a la acción del presidente paraguayo, Horacio Cartes, que en 2015 terminó esta prebenda, que se pudieron conocer los secretos del organismo cuando se derogó ese privilegio al ente del fútbol suramericano.

La venta de Full Play

Un exempleado de Hugo y Mariano Jinkis en Full Play, Santiago Peña, confirmó el pago de los sobornos. Full Play forma parte de Datisa, una empresa que monopoliza los derechos televisivos y comerciales del futbol en Occidente. Peña aseguró que esa empresa le pagó a Napout un millón de dólares por la concesión de los derechos de la Copa América 2015.

Datisa es un conglomerado conformado por Full Play, Torneos y Competencias y Traffic Sports, con sede en Estados Unidos, una empresa fundada por al experiodista brasileño, José Hawilla. Datisa se había adjudicado los derechos de televisación y comercial de las competencias más importantes coordinadas por Concacaf y Conmebol. Adquirieron todos los paquetes hasta la Copa América 2016.

Peña, quien específicamente cumplió funciones como gerente administrativo de Full Play hasta 2015, dijo que en las oficinas de la empresa se aseguraba en los pasillos que Mariano Jinkis —a la sazón hijo de Hugo Jinkis—  mantenía importantes vínculos y relaciones de negocios con prácticamente todo el mundo futbolístico. Estos rumores se confirmaron durante el juicio al conocerse que Nasser Al-Kelaifi —actual presidente de Paris Saint Germain (Francia), de Qatar Tennis Federation, de Bein Sports (Al Jazeera Sports), vicepresidente de Asian Tennis Federation. Igualmente, Al-Khelaifi preside Qatar Sports Investments (QSI), negocio financiero qatarí dedicado a comprar activos fuera del país— también formó parte de los socios de los Jinkis.

El exempleado de Full Play dijo que hasta el 27 de mayo de 2015 los Jinkis se mantenían en negociaciones para vender el 51 por ciento de las acciones de la empresa por 212 millones de dólares. Esta operación se llevaba a cabo en el más absoluto secreto bajo el nombre clave de “Operación Nueva York”, en razón de que 212 es el código telefónico de la ciudad estadounidense. Las conversaciones adelantadas preveían que los qataríes adquirieran el 19 por ciento de la empresa. Los detalles de la operación sólo los conocían Peña, los Jinkis y otro ejecutivo de la empresa.

Bein Sports invirtió una buena cantidad en una campaña de marqueting para ingresar al mercado de Estados Unidos, algo que logró gracias a los partidos futbol de las principales selecciones suramericanas. Peña precisa que comenzaron firmando con Ecuador, luego la primera división del fútbol argentino cuyos derechos estaban en manos de TyC de Burzaco. La dinámica consistía en que Full Play compraba a Torneos y Competencias los derechos y luego los vendía en Estados Unidos, entre otros mercados extranjeros, a través de la intermediación de una tercera empresa, a saber, Pitch International, con sede en Londres.

Esta última empresa, Pitch, firmó en 2012 con la Confederación Brasileña de Fútbol un acuerdo para organizar y comercializar los partidos amistosos del seleccionado hasta 2022, cuando el evento tendría lugar en Qatar.

En Suiza, la fiscalía acusó a Al-Khelaifi de sobornar al exsecretario general de la FIFA, Jérome Valcke, con el objetivo de comprar los derechos de transmisión televisiva de varios mundiales.

Identificadas más de 1.700 transferencias de las empresas acusadas
Ante el jurado y la jueza de la causa, Pamela Chen, también testificó llamado por la fiscalía del Distrito Este de Nueva York, Richard Pepitone, del Bank Of America, quien al tiempo que presentó un CD como prueba, en el que se recoge la recopilación hecha por la institución financiera en su base de datos, dio a conocer las operaciones de las empresas acusadas en este caso en su institución financiera.

Esta averiguación del banco se llevó a cabo a solicitud del gobierno estadounidense cuyo representante en el interrogatorio de Pepitone le requirió informar al jurado y a la corte el número de transferencias contenidas en el disco, a lo que banquero precisó que hay “más de 1.700”.

En específico se recogen los datos de las operaciones realizadas por Full Play, T&T (Torneos y Traffic (filial de Fox International Channel) y Datisa (conglomerado conformado por Traffic, TyC y Full Play).

También la información contiene registros de operaciones a nombre de Fútbol Para Todos, un programa gubernamental de la administración de la expresidenta Cristina Fernández, así  como de otras cuentas como “Viaje de apoyo” y el “Grupo Bayan”.

El banquero también precisó que todas las operaciones se efectuaron vía Estados Unidos, siendo que la empresa que más transferencias hizo fue Full Play, con 944 operaciones.

El origen del escándalo

Todo este embrollo tuvo su origen en una investigación de tipo tributario y su protagonista fue el vicepresidente de la Federación de Futbol de Estados Unidos, Chuck Blazer, quien al no poder justificar su estilo de vida en comparación con sus ingresos oficiales, terminó convertido en un agente del FBI.

Blazer era propietario de dos apartamentos en la Torre Trump en la Quinta Avenida de Nueva York —uno de los apartamentos lo tenía destinado a sus gatos— por lo que al ser conminado por el FBI a justificar sus ingresos y no poder hacerlo, estos le plantearon colaborar con ellos o irse directo a la cárcel.

Blazer, quien era delegado en el Comité Ejecutivo de la FIFA por la Concacaf, la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol, tenía acceso a tarjetas corporativas y pasajes a los mundiales y todo tipo de eventos.

Cuando en 2013 admitió haber aceptado coimas para favorecer la concesión del Mundial 2010 a Sudáfrica se convirtió en agente secreto del FBI y logró grabar conversaciones comprometedoras que sirvieron de base a la investigación. Blazer murió ese mismo año a causa de una enfermedad.

Todos estos eventos condujeron a la bomba que significó el FifaGate, la cual al estallar en 2015 llevó a la renuncia de renuncia de Joseph Blatter de la presidencia de la FIFA, después de haber permanecido a su frente por casi veinte años. Él y otros directivos, como Michel Platini fueron suspendidos por ocho años de toda actividad referente al fútbol. Y es que el Comité de Ética de la FIFA determinó que en la concesión del Mundial 1998, cuando Platini era consejero de Blatter había indicios de pago de sobornos.

La batuta de las investigaciones las asume Estados Unidos en virtud de que los pagos irregulares se llevaron a cabo en su territorio y se había usado el sistema financiero y bancario del país.

Exigen explicaciones a Burzaco

Pero mientras Alejandro Bruzaco dejaba al descubierto en Nueva York los pormenores del FifaGate, en Argentina la Oficina Anticorrupción le exigió al secretario de seguridad del gobierno de Mauricio Macri, Eugenio Burzaco, hermano del primero, aclarar su participación en una cuenta en el Merrill Lynch.

La referida cuenta pertenece a su hermano, Alejandro, y en ella la fiscalía estadounidense determinó que este recibió en 2008 un giro por 4,2 millones de dólares, aunque el expresidente de TyC aseguró que sólo tiene 1,5 millones de dólares y su hermano aparece “porque en caso de que yo muera es necesario que alguien se haga responsable por esos fondos”.

Pero el despacho anticorrupción quiere aclarar el rol de Eugenio Burzaco, toda vez que la cuenta no figura en la declaración jurada del funcionario, algo que no será irregular si se establece que sólo tenía el papel de albacea.

También en Argentina, la justicia solicitó a los Estados Unidos la información que se maneje en torno a los exintegrantes del gabinete de gobierno de Cristina Fernández, Aníbal Fernández, Juan Manuel Abal Medina, Gabriel Mariotto, y su participación o no en el pago de sobreprecios por los derechos de comercialización de los mundiales 2014 y 2015, de los Sub 20 y partidos de la Copa América, en los que la administración del país austral desembolsó 33 millones de dólares mediante el programa gubernamental “Fútbol para Todos”.

La fiscalía argentina solicitó a sus homólogos en Brooklyn una copia certificada de la transcripción de la declaración que prestó Alejandro Burzzaco y en la que aseguró que cancelaron coimas a los exdirectivos de la Asociación del Fútbol Argentino.

También pidieron a Paraguay copia de los contratos suscritos por la Conmebol para comercializar los derechos de difusión de la Copa América de 2011 y 2015, así como de la Copa América Centenario.
Sin embargo, el juez federal argentino, Daniel Rafecas, descartó por los momentos interrogar a los exfuncionarios kirchneristas, aunque manifestó “tener presente” la petición de la fiscalía respecto a Aníbal Fernández, Juan Manuel Abal Medina, Gabriel Mariotto y Pablo Paladino.

“Resulta necesario efectuar un análisis pormenorizado de la imputación formulada y su sustento probatorio a fin evaluar la concurrencia actual en autos del estado de sospecha, así como la pertinencia de las medidas cautelares requeridas”, dijo el juez Rafecas.