Según reportes, las autoridades obligan a entregar a los animales “o confiscarlos por la fuerza y sacrificarlos”.
La polémica se hizo presente en Corea del Norte. Allí, el gobierno de Kim Jong-un fue acusado de secuestrar perros para ser utilizados como alimento en restaurantes.
La denuncia fue hecha por el diario Chosun Ilbo, una de las principales publicaciones de Corea del Sur. «Corea del Norte tomó medidas drásticas contra la propiedad de perros de compañía entre la élite de Pyongyang debido a la escasez de alimentos«, escribió el periódico.
Según una fuente consultada por el diario (no se divulgó su identidad), Kim Jong-un emitió el mes pasado una «prohibición de tener mascotas». Y el alcance de la misma es preocupante: «Las autoridades han identificado hogares con perros de compañía y los están obligando a entregarlos o confiscarlos por la fuerza y sacrificarlos«.

Aparentemente, algunos de ellos son enviados a restaurantes para que su carne sea utilizada como alimento, mientras que otros son enviados a zoológicos estatales.
Si bien la carne de perro fue considerada durante mucho tiempo un manjar en la toda península de Corea, esta tradición está desapareciendo gradualmente en Corea del Sur.

Según la información publicada, la intención del dictador norcoreano es proteger al país contra la «decadencia» capitalista, aunque la realidad para algunos es que busca mejorar su imagen ante el descontento público en medio de la grave crisis económica que sufre Corea del Norte.
Según un informe reciente de la ONU (replicado por el Daily Mail, de Inglaterra), hasta un 60 por ciento de los 25,5 millones de habitantes de Corea del Norte se enfrenta a una «escasez generalizada de alimentos» que se agravó por las sanciones internacionales impuestas al régimen por sus programas de misiles nucleares, junto con la crisis del coronavirus.

Además, durante los últimos meses Corea del Norte sufrió varias inundaciones con trágicas consecuencias: informes indican que casi 400 kilómetros cuadrados de tierra cultivable quedaron inutilizados, mientras que cerca de 17.000 casas y 600 edificios públicos fueron destruidos.
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