Testigo describe la constante agonía en la que vivía el Chapo Guzmán en sus escondites en las montañas del “Triángulo Dorado” de México

Por Maibort Petit
@maibortpetit

Una vida llena de sobresaltos, trasnochos, caprichos, romances, traiciones y mimos era la que llevaba Joaquín el Chapo Guzmán en sus escondites en la sierra de Culiacán, según explicó uno de los hombres más cercanos al capo, y ahora testigo del gobierno de Estados Unidos, Alexander Cifuentes.
Contó el ex secretario de Guzmán había días que el acusado era de constante preocupación, y que en ocaciones el Chapo y su grupo se movían cada 20 días a nuevos escondites, cuya ubicación no conocían con anticipación.

En las zonas donde el Chapo solía esconderse siempre había hombres armados, con fusiles AK-47, granadas y todo tipo de armas de asaltos. Por lo general los ranchos donde se ocultaban de las autoridades, eran usados para el cultivo de amapolas y marihuana. Dijo que Guzmán tenía 7 casas que no eran lujosas tenían todas las comodidades que iban desde lavadora, secadora, televisores plasma, generadores, electricidad, internet y sirvientes. La idea era no llamar la atención del ejército.
Destacó que la razón por la cual tanto el acusado como su grupo vestían uniformes de camuflaje era para evitar que fueran descubierto desde las alturas por los militares que patrullaban constantemente la zona buscando al acusado. “Era para confundirnos con la jungla” aclaró el testigo.

Cifuentes explicó que trabajó con Guzmán por dos años y vivió con él las montañas. Se dedicaba coordinar las ventas de drogas del cártel de Sinaloa, atender llamadas, a gerencias los pagos y a coordinar los envíos.


Comentó que el Chapo solía conversar por teléfono por horas, chequear a sus contactos. A veces se quedaba dormido hasta las 12 del mediodía y dió instrucciones a su secretario Toronjo para que lo levantara 5 minutos que llegaran los militares porque al parecer el hombre era paranoico con la seguridad del acusado. “Usted me avisa 5 minutos antes y aunque este en pelotas, yo salgo corriendo” decía el acusado. 

Una de los datos que soltó el testigo en la audiencia de hoy es el hecho que Guzmán manejaba una caja chica que una entre  $ 150,000 y $ 200,000 al mes para pagar gastos, que incluían la compra de víveres, pagos de personal, agricultores, personal de seguridad, mensajes, transportistas y pilotos. Dijo que los pagos a los encargados de seguridad era de USD 2.000 mil cada 20 días.

Cifuentes describió las visitas que recibía Guzmán cuando estaba escondido, entre quienes destacó a Emma Coronel, esposa del acusado que solía ir a cocinar para el Chapo uno de sus platos preferidos: enchiladas suizas.

Pero no solo lo visita Coronel sino otras “esposas” de Guzmán según la fiscal que interrogaba Gina Parlovecchio. En la lista estaba “Griselda” y otra llamada “Tinita” que se dedicaba a cultivar marihuana para comercializar Los Ángeles.

Regalos de cumpleaños fabulosos

Cifuentes dijo que el 4 de abril de 2008 tuvo oportunidad de estar presente en una fiesta de cumpleaños de Guzmán en la que recibió regalos que iban desde relojes, armas, motos, una camioneta Pick up blanca blindada que le obsequió Dámaso López alias el Licenciado. Recibió además un vehículo Hummer de camuflaje, también blindado y con sus iniciales grabadas ( regalo de sus hijos), y motocicletas de 6 llantas marca Polaris. 

Cifuentes dijo que los regalos eran para la seguridad del Chapo y que el Licenciado le dijo que había pagado USD 150 mil dólares.

Los barcos de Pemex

El testigo que en 2007, su hermano Jorge Cifuentes, que preveía a drogas al cártel de Sinaloa, visitó la montaña. En la reunión se habló de comprar un barco petrolero para que fuera parte de las adjudicaciones de Petróleos de México (PEMEX). “El barco tenía unos submarinos que podían usarse para cargar y descargar la cocaína”, dijo. La idea era hacer una asociación con la petrolera estatal mexicana. 
Mandaron a matar a Christian Rodríguez

Cifuentes recordó que fue él y su hermano quienes llevaron al técnico Christian Rodríguez a la sierra para que ayudara a Guzmán con el sistema de comunicaciones, que era motivo de preocupación  del acusado.

Rodríguez instaló una plataforma segura, encriptada, con un sistema de extensiones para Guzmán y su entorno más cercano para comunicarse con 3 dígitos de manera encriptada. El técnico colombiano también instaló un software espía para que Guzmán accesara a los teléfonos y computadoras de sus aliados y ver qué hablaban de él, en la lista de los espiados estaba su esposa y otra mujer que era profesora, pero cuyo nombre no se reveló.

Llegó un momento que Guzmán y los líderes del cártel de Sinaloa que se enteraron que Rodríguez los estaba traicionando y que estaba cooperando con el gobierno norteamericano.

El Chapo le dijo que era Christian quien había entregado a su hermano Jorge Cifuentes y que debía alertar a su familia, cosa que hizo a través de su secretaria llamada María Vélez (quien también colabora con el gobierno de Estados Unidos). 

Una vez que Alex habló con su madre y le informó que Christian los había traicionado empezaron a buscar al técnico. Vélez le preguntó  a Cifuentes cuál era el apellido para buscarlo en Google pero ninguno lo sabía. 

La fiscal preguntó si lo habían matado y el testigo respondió que no sabía si lo habían hecho.

Presupuesto de un millón de dólares para corrupción

Cifuentes comentó que el acusado manejaba un presupuesto de corrupción de más de un millón de dólares.

El testigo continuará este martes su tercer día de testimonio en el juicio contra Joaquín Guzmán Loera quien se declaró culpable de 11 cargos, entre los cuales se encuentra narcotráfico, dirigir una empresa criminal con presencia global y lavado de dinero.





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