Santos: el nuevo amigo, el nuevo complice de Chavez ?

Por Maibort Petit






Muchos se despertaron hoy con una sensación desagradable, de decepción y de repudio, al enterarse de las aseveraciones del Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos donde este confirma que “cumplirá con su palabra” y extraditará al narcotraficante Walid Makled a Venezuela para complacer la petición de su mejor amigo, Hugo Chávez. Esto, según dice el jefe de Estado colombiano, se hará luego de haberse cumplido todos los trámites pertinentes.


Escuchar esto de un hombre como Santos nos preocupa. Muchos pensábamos que Colombia mantendría una posición mucho más equilibrada en este asunto, y que al menos, le daría una oportunidad a la justicia estadounidense de investigar las escandalosas denuncias hechas por Makled contra el gobierno de Venezuela. Complacer a Chávez y negarle a USA el derecho a juzgar a este capo, es una gran contribución del gobierno colombiano al “engavetamiento” y un seguro entierro de las acusaciones que vinculan a las cúpulas de poder de Venezuela con el narcotráfico. Desde el inicio de su gobierno, el presidente Santos anunció que trabajaría con Chávez para recuperar la balanza de pagos que se había ido al suelo en vista de los conflictos surgidos entre el gobierno presidido por Álvaro Uribe Vélez y Chávez. Y así lo hizo, logrando restablecer las relaciones con Caracas y dando muestras d amistad y colaboración, y hasta de complicidad, pues Santos desestimó las denuncias que Colombia llevó a la ONU y logró ayudar a su amigo a salirse del enredo que se armó tras las acusaciones, fundamentadas por cientos de documentos, que probaban que Venezuela otorga refugio a más de 1500 guerrilleros de la FARC y del ELN, y que además mantiene con esos grupos irregulares, una estrecha relación de cooperación y de afinidad ideológica.

 Uribe se ganó el respeto de los que aún creen que las instituciones y los gobiernos deben luchar por el bienestar de los pueblos, y no por los intereses de los grupos económicos que pagan las campañas electorales de los candidatos. El compromiso adquirido por Santos con los empresarios parece que se sobrepone a las grandes aspiraciones de los pueblos de verse librados de gobiernos autoritarios que usan los recursos públicos y sus relaciones para darle apoyo a grupos terroristas y para pisotear a una sociedad como la venezolana, que ha visto disminuir sus libertades democráticas y sus derechos civiles y políticos, a lo largo de los 11 años que han transcurrido, desde que Chávez, llegó al poder.


La lucha entre una derecha representada por Santos y una anacrónica izquierda representada por Chávez se tira la balanza hacia el caudillo autoritario, quien astutamente manipula a Santos y lo ponen entre la espada y la pared para lograr otra vez sus objetivos. Chávez intercambia con su amigo Santos, el silencio de las denuncias por negocios que le permitan recuperar la privilegiada posición de los productos colombianos en el mercado venezolano. Poco parece importar el peligro que supone para América Latina que los narcos y los gobiernos estén vinculados, y a Santos le preocupa más incrementar las cifras de intercambio comercial colombo venezolano, que los compromisos que tiene el gobierno de Venezuela con el terrorismo y el narcotráfico.


Con la extradición de Makled a Venezuela, a pesar de la solicitud hecha por los Estados Unidos un día antes de la captura, ( Agosto 17, 2010) Chávez y sus cómplices ganan una nueva batalla.


Makled hizo varias revelaciones que comprometen a funcionarios del régimen chavista con el narcotráfico, entre ellas, la afirmación sobre los pagos a un hermano del ministro de Relaciones Interiores y Justicia de Venezuela, Tareck El Aissimi para financiar a un exjefe de la casa Militar de Hugo Chávez. También dijo tener videos, voucher de depósitos, y otros elementos que prueban los negocios que se tejieron entre el hermano del Ministro de Interiores y Justicia y otros funcionarios chavistas, con la red de narcotráfico colombiana.


La complaciente actitud del presidente Santos frente a su “Nuevo mejor amigo” da mucho que pensar. La entrega de Makled a Venezuela significa un espaldarazo a Chávez y un golpe contra USA que ha insistido en la extradición del narcotraficante a suelo estadounidense, desde donde se investigarían las denuncias contra Chávez.


Santos sobrepone los intereses económicos de los grupos que lo apoyan, al compromiso que mantiene con USA, quien ha sido aliado político y militar del Estado colombiano desde 1999. Los Estados Unidos han establecido excelentes relaciones y han trabajado junto a las últimas administraciones colombianas en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

La decisión de entregar el capo a Venezuela, un país que tiene un sistema judicial absolutamente corrupto y dependiente del Ejecutivo, y que está conformado por magistrados comprometidos con Hugo Chávez, refleja el caprichoso camino que le espera al caso Makled. Esta decisión pasa a ser la segunda gran contribución del gobierno de Santos al régimen corrupto de Chávez.


Gracias a Santos, las denuncias contra el gobierno de Chávez desaparecerán, y las pruebas serán eliminadas por los delincuentes venezolanos socios de Makled. Desde su llegada al poder, Santos ha colaborado abiertamente para enterrar las denuncias que comprometen a Chávez con el terrorismo, y el narcotráfico.


La posibilidad que la justicia internacional realice investigaciones y que verifiquen las pruebas contra Hugo Chávez fue eliminada nuevamente. Es una verdadera lástima que los compromisos con los empresarios tengan más peso que la justicia para el jefe de Estado colombiano…por los caminos que vamos, América Latina seguirá oliendo a podrido, y el grueso de los gobiernos de la región seguirán ayudando, con su actitud cómplice, para que Hugo Chávez siga avanzando con su proyecto destructor por nuestros pueblos.